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viernes, 15 de mayo de 2009

HABLEMOS DE LA VIDA


Hay un lugar que cada uno de nosotros debe ocupar y que ninguna otra persona puede ocupar por nosotros. Hay una tarea por hacer que ninguna otra persona puede cumplir. Todo tiene un sentido, todo está en su lugar cuando aprenderemos a vivir el juego de la vida. Leyendo uno de mis autores favoritos Jiddu Krishnamurti, quiero citar algunos conceptos, no con el fin de imponer un pensamiento, pero si de tener sentido común sobre ellos. EL JUEGO DE LA VIDA.

Para crear una nueva sociedad hay que examinar y comprender la estructura que se está desintegrando y para comprenderlo, tenemos que entender el proceso psicológico del ser. Sin conocimiento propio no puede haber revolución, que es la única verdadera y permanente razón. Hablo de la necesidad de una revolución total, de un cambio psicológico completo, de no vivir en el viejo patrón de las fórmulas, de la lucha, el dolor, la imitación, la conformidad y todas estas cosas que el hombre ha vivido durante milenio y que ha creado este maravilloso y confuso mundo, por una lado el sufrimiento y la soledad, esta última en dos formas: una que es la soledad del aislamiento, con su desesperación, tristeza y separación de todo y de todos y la otra, que es la soledad madura del hombre libre, que al no depender de nada ni de nadie, está relacionado con todo.


Sólo cuando terminamos con el dolor hay pasión. La pasión no es lujuria, que es sensual, sexual, llena de deseo, imágenes, persecuciones del placer, etc. Sin esa tremenda pasión uno se vuelve mediocre, blando, confuso: pierde integridad. La angustia es miedo inmenso a un no se qué, a un no sé cuándo y a un no sé dónde, pero que nos hace sufrir sin descanso, como si fuéramos atacados por un enemigo invisible oculto dentro de uno mismo. La gente tiene angustias porque vive con el corazón sucio. Siempre tapamos la nada interior con alguno de los llamados pecados capitales.


La felicidad llega cuando estamos haciendo algo que amamos de verdad y no porque lo que hacemos nos dé riquezas o nos haga una persona destacada. El amor no es una cosa de la mente. Y solo cuando está de veras quieta, que no espera nada, ni pide, ni exige, ni busca, ni posee, cuando ya no tiene celos, ni temor, ni ansiedad, cuando está realmente en silencio, sólo entonces es posible el amor. La razón de que no tengamos amor es porque las cosas de la mente han llenado nuestros corazones (celos, envidias, deseos de ser alguien, ambición, éxito).


El amor sólo puede existir cuando está ausente el pensamiento del “Yo” y la libertad con respecto al “Yo” reside en el conocimiento propio y así llega la comprensión. El amor no tiene nada que ver con la sensación, que no es un medio para realizarse. El amor existe por sí mismo, sin ningún resultado. Para la mayor parte de la gente, el amor está vinculado con el sexo y el placer y todos los tormentos que los acompañan: celos, envidias, antagonismos. Uno ha de terminar con todo el conocimiento acumulado cada día, heridas psicológicas, compararse con otra persona, compadecerse a sí mismo… terminar con todo eso cada día, de modo que al día siguiente la mente de usted sea fresca y joven. Una mente así nunca puede ser lastimada, y eso es inocencia.


Uno de las cosas extrañas relacionadas con el amor es que cualquier cosa que podamos hacer, será correcta si amamos. Cuando hay amor, la acción es siempre correcta, en todas las circunstancias. Y cuando existe esa calidad del amor, hay compasión. La compasión implica pasión por todo.


Ahora, cuando existe el movimiento total de todos los sentidos, no hay deseo. El deseo que no se realiza acaba convirtiéndose en rabia, angustia y miseria humana. Nuestros grandes enemigos en la vida son precisamente aquellos amigos y parientes de los que esperamos demasiado y esperamos una correspondencia perfecta a lo que les dimos y se necesita más energía para destrozarse a si mismo que para construir un poquito de felicidad. Desperdiciamos nuestra energía a causa del conflicto, riñas, miedo y vanidad. Cuando nuestra energía no se desperdicia en absoluto, tenemos toda la energía del mundo. En tanto nuestro cerebro no se deteriora a causa del conflicto, ambición, esfuerzo, lucha, sentimiento de soledad, el desaliento, etc. tenemos energía en abundancia. El hábito mecánico produce desorden, porque cuando la energía funciona siempre dentro de un límite estrecho, lucha por abrirse paso y esto constituye la esencia del conflicto.


Viva sin autoridad, sin comparación y descubrirá qué cosa tan extraordinaria es Ud. tiene una tremenda energía cuando no está compitiendo, comparando ni reprimiéndose; usted está realmente vivo, sano, completo, y es, por lo tanto, sagrado. Existe una cualidad de la mente que está despierta y observando siempre, observando aunque no haya nada que aprender.


Dios existe si vives una actitud positiva, audaz y generosa, o no existe, si vives con actitud amargada, timorata o egoísta, aunque reces libros enteros de jaculatorias y te bañes en agua bendita, porque en definitiva, Dios es una forma de ver la vida y de pasar por el mundo exactamente como pasó Jesús. Sólo podemos liderarnos de los temores cuando nos conocemos a nosotros mismos. Si uno quiere comprender y librarse del temor, debe comprender también el placer, ambos están relacionados entre sí. Son las dos caras de la moneda. No se puede estar libre de uno sin estar libre del otro. Si se nos niega el placer nos aparecerán todas las torturas psicológicas.


Muchas cosas nos han dicho acerca de la vida, basta con sentarse con algunas personas que “saben” del tema y enseguida nos dirán, como jugarla, como caminar, como comportarnos, como hacer, como no hacer, etc. un mágico juego de palabras, lo que si es cierto, y verdaderamente absoluto es que la palabra humana puede compararse con una poderosa varita mágica gracias a la cual podemos obtener cualquier deseo, sanar cualquier enfermedad, transformar cualquier situación. El pensamiento es una fuerza vibratoria y atractiva extraordinaria que nos ayudará a conseguir todo lo que queremos si somos capaces de aprovecharla. Gracias a esta fuerza podemos cambiar nuestras vidas atrayendo todo el amor, la salud y la prosperidad que nos están destinados.



Saber no es suficiente; tenemos que aplicarlo. Tener voluntad no es suficiente: tenemos que implementarla. VIVIR, no es solamente estar ahí, es amarla y dejar una buena huella.

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